domingo, junio 17, 2007

El Marqués de Griñón en El Nacional


Gastroetc
UN MARQUÉS EN CARACAS

Tardó 16 horas en llegar desde Cartagena, donde estaba de visita, porque cuando se trata de aviones nunca se saben las distancias. Pero Don Carlos Falcó, Marqués de Griñón, cumplió con su agenda caraqueña con la veteranía de los expertos. Su nombre es respetado en el mapa del vino español y no es para menos. En los años 70, cuando Franco imponía su dictadura, él decidió que el placer de los consumidores merecía "saltarse" alguna norma.

Entonces se llevó desde Francia, y en camión, las primeras uvas cabernet a España, donde entonces estaban prohibidas. "Yo estudié ingeniería agrónoma en Estados Unidos y cuando volví a mi país noté que estaba muy atrasado en materia de vinos. En mi región no se exportaba y se vendía a granel". Él se propuso el cambio inspirado en los chateaux de Burdeos. Llevó cepas nuevas y estrenó el riego de las viñas por goteo: "Luego me enteré de que fui el primer viñedo del mundo en hacerlo". En su finca de Toledo, alejada de las zonas tradicionales del vino, fue uno de los pioneros en España en defender los vinos de pago: aquellos que se producen en una finca bien delimitada y tienen la personalidad que sólo ofrece ese terruño breve. "Los mejores vinos del planeta son de pago. Permiten elaborar un vino más artesanal. Defienden el valor de lo creativo, de lo pequeño, de la diferencia". Él ofrece el distingo que permite su particular terruño: el dominio de Valdepusa. Así apostó por una tierra que ahora se cotiza, pero que en sus inicios no tenía quién apostara por ella. "Nadie creía en esa región", se precia el Marqués pionero.

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